martes, 21 de noviembre de 2023

A Ichiko

¿eres dueña de ti 
misma? ¿te enfer
ma este país? ¿al
guien recuerda el 
sueño? ¿qué pasa 
con toda la electri
cidad que se esca
pa misteriosamen
te al espacio?

                                                                                                ¡qué triste para los ángeles 
                                                                                                 que miran hacia abajo!


¡otra vez! mejor viajar con esperanza que llegar
¡otra vez! vuelve el caballo;     trae cadáveres
                                                  demonios, rododendros y el "tercer ojo"
                                                  brillando en la oscuridad
                                                  rayos de sol para los ciegos


llevo el lucero del alba buscando una casa entre las nubes
                llevo el lucero del alba he visto el futuro y no funciona
                                llevo el lucero del alba quiéreme-         y dímelo a veces

¿quién dice que nos estamos muriendo?
animales a través de los cuales puedo ver
jardines de la memoria                      vuelan lejos,                                                                                                                                                               
pero siempre                                                                                                                                                      permanecen                                                                                                                                                      azules


miércoles, 8 de noviembre de 2023

los fumones románticos

Si se pudiera simplemente responder fumar, ay qué fácil sería. Fumando, he estado todo el día fumando. Comí dos veces, y poco. Últimamente apenas como. Prefiero fumar. Y cómo fumo. Y lo bien que fumo. Soy un fumador modelo. Deberían pagarme por ello. Y para ello. Modelo de Marlboro. Y entonces la gente de Lucky Strike se interesaría por mí y me harían un contrato de exclusividad. Y a mí me costaría dejar de fumar Marlbroro para empezar a fumar Lucky Strike. Pero lo haría. Y me mandarían a Delhi de viaje de negocios. A una convención de fumadores. En la India se fuma mucho. Y en Japón. Así el tabaco me daría para vivir aunque me matase. Ahora solo me mata. Y me quita el hambre. Hay una relación estrechísima entre romanticismo y tabaquismo. Pienso en los intelectuales del XX. Franceses fumando con el cigarrillo entre los dedos corazón y anular. Existencialistas. Jóvenes militantes de ideas en absoluto racionales. Generales del ejército. Soldados atrincherados. Trompetistas, cellistas, baterías de free jazz, de cool jazz, profesores de teoría de la literatura, maquinistas, faquires, tragafuegos, tragasables, loteros, fotógrafos de guerra, fotógrafos de calle, de casa, de ascensor, poqueros, chulos con sus putas, padrotes con sus hijotas, camareros, chefs, mozos de almacén, becarios, notarios, becarios de notarios, curadores de museo, curanderos africanos, baristas, street performers, el hombre de hierro, el oficinista congelado en el tiempo, el malabarista del semáforo, las monedas en la mano del pobre, el abrigo andrajoso del refugiado, el olor agrio de la fruta podrida, la nobleza simple en la mirada de la lavandera, la simpatía del puestero de castañas, la palabra "moniatos" escrita en su pizarra, el diputado de Vox de mi pueblo, que se llama Willy y se hace llamar el "azote del pueblo", que me contó que su hijo le salvó la vida cuando cayó inconsciente al lecho del mar y su hijo se tiró de cabeza y no le alcanzó y se volvió a tirar y, cogiéndole de los pelos lo arrastró a la superficie salvándole la vida, y la angustia que le entra a uno cuando vuelve al tráfico tras pasar dos días en Jóncols, donde todo es apacible y no existe la prisa, y hay un orden natural donde todo estímulo, movimiento, gesto, fenómeno, se espacia y encuentra su lugar preciso, tal y como si hubiera cruzado un océano de tiempo para insertarse y establecerse, y todo esto tan ajeno a uno que uno intuye que no podría cambiarlo ni aunque quisiera y se limita a la acomodación de los sentidos, y eso que se dice de que has entendido algo si eres capaz de explicarlo con tus propias palabras, y de cómo creo que no soy capaz de explicar absolutamente o prácticamente nada, y de cómo creo que si algo me define es un verso de Martín Adán dado la vuelta: "nací en una ciudad. No sé ver el campo", pues nací en el campo, no sé ver la ciudad, y seguramente mis empeños en verla, o en aprender e instruirme en cómo empezar a verla hayan fracasado puede, y solo puede, que estos esfuerzos hayan sido del todo contraproducentes, y la ciudad sea indómita, no se resigne a la cabalgadura ni se someta al entendimiento del hombre o mujer que no la haya entendido ya, de sopetón, instintivamente, y de que tal vez ya sea demasiado tarde o yo demasiado lento, como el sexo lento, que al principio eleva y luego aburre, y el ensimismamiento de los afters, un ambiente muy curioso y concreto, regido por unas normas casi sobrenaturales, pero con un funcionamiento interno tan rígido, calculado y natural como el de una máquina cuidadosamente engrasada (acaso el correlato conductual de la droga), en fin, en los afters uno está más para dentro que para fuera, y paradójicamente más cercano a los demás que en cualquier otro contexto, salvo quizás por los despertares, de modo que a uno le sale su estado interior a cada frase, su diálogo consigo mismo es su diálogo con su interlocutor, las emociones a flor de piel, mientras vayas echando eso va tirando, como ramas al fuego, y su ánimo es total e irremediablemente contagioso. Uno debe poner de su parte para que no caiga el techo encima de las cabezas. Uno puede provocar la caída del techo encima de las cabezas con un solo gesto, pero se cuestiona y luego dónde vamos qué nos queda y no nos queda nada. Uno es un sastre y el traje es la noche, que a menudo toma forma de sima vaporosa o de cementerio, y el único cometido es remendar ese traje hasta que su rigidez dificulte tanto el movimiento que paralice, y es cuando paraliza cuando puedes ver a tu propio fantasma entretenido a tu lado, y te sugiere pensamientos del todo acertados sin embargo nada convenientes, pensamientos relacionados con el eterno retorno o con la dictadura del garrote y el dinero, y entonces es cuando ves la locura de una muchacha brotarle de las sienes y te apena ella y te apena su fantasma divirtiéndose a su lado en este inocente juego de niños tontos, y no puedes hacer más que irte cuando es el momento de irse. Ha sido el verano de éxtasis. Literal y figurado. He bailado más en cuatro meses que en toda mi vida. Terminar "los detectives" me dio unas ganas tremendas de follar, de reír, de besar, de vivir un día más. Así que me bañé. El agua estaba tan fría que ardía. Nadé un poco y me sequé al sol, le di un beso a Ana y pensé en varias cosas Bolaño y no Bolaño.


En que "los detectives" trata de la melancolía joven. Todo está dispuesto, al alcance de nuestras breves existencias, sin embargo nuestra ingenuidad no opaca nuestra melancolía, que cada vez es más grande porque cada vez nos alejamos más y más y vamos entrando sin quererlo en espirales concéntricas, y no podemos escapar de nuestro destino, que es bello y trágico y enternecedor y el consuelo definitivo, pero al que llegaremos enfebrecidos. Ganas de coger toda la noche, de engullirla para olvidar que tenemos las venas llenas de miedo. Nuestras miradas, eso sí, siempre fijas, valientes y puestas sobre el camino.


En que en su Discurso de Caracas: "¿Qué es una escritura de calidad? Pues lo que siempre ha sido: saber meter la cabeza en lo oscuro, saber saltar al vacío, saber que la literatura básicamente es un oficio peligroso. Correr por el borde del precipicio: a un lado el abismo sin fondo y al otro lado las caras que uno quiere, las sonrientes caras que uno quiere, y los libros, y los amigos, y la comida. Y aceptar esa evidencia aunque a veces nos pese más que la losa que cubre los restos de todos los escritores muertos. La literatura, como diría una folclórica andaluza, es un peligro".


En algo García Madero: "Comí sentado en la cocina, en silencio, pensando en el futuro. Vi tornados, huracanes, maremotos, incendios. Después lavé la sartén, el plato, los cubiertos, recogí las migas y descorrí el pestillo de la puerta que daba al patio. Antes de salir, apagué la luz". Jaja. Me pasa.

"23 de diciembre 

Hoy no pasó nada. Y si pasó algo es mejor callarlo, pues no lo entendí".


En que no hay nada detrás de la ventana más que el vacío que hemos estado persiguiendo.


En algo Angélica Freitas:

"X

no debías casarte
con alguien que no te
lleva a pescar
o a ver la puesta de sol
en el desagüe de la bañera
o en la cumbre de un cerro
hay pocos lagos
en dinamarca, ella dice,
y me ofrece un
caramelo
masticable
cubierto de chocolate
medio amargo,
la montaña más
alta de dinamarca
tiene 173 metros
cien veces más que tú,
mi amor, y le di
caramelos"
"XI

no debías casarte
con una subversiva
que lleva una máuser
debajo del poncho
y calzones
de algodón crudo
que ve a godard
y eructa coca-cola
que anota en
los márgenes de la página
de los compendios poéticos
de las ediciones gallimard
“lindo!” o
“how true!”


En algo Frank:

"Onward to the West. Where I come from 
where I'm going. Indian Country. Gold.
Oh say can you see Alma. The darling
of Them. All her friends were artists.
They alone have memories. They alone
love flowers. They alone give parties
and die. Poor Alma. They alone".

"Adelante hacia el Oeste. De donde vengo
a donde voy. País indio. Oro.
Oh dime puedes ver a Alma. El cariño
de Ellos. Todos sus amigos eran artistas.
Ellos solos tienen recuerdos. Ellos solos
aman las flores. Ellos solos dan fiestas
y mueren. Pobre Alma. Ellos solos".

"Si te parece
que tengo labios de lavanda bajo las hojas del mundo
debo apretarme el cinturón".


En que ayer por la mañana vino Ana y trajo cruasanes. En que reímos, lo hicimos en mi cama. En que este finde quiero escaparme a la montaña y voy a intentar convencerla!

jueves, 19 de octubre de 2023

Retrato del artista reincidente

Amanecía, y Ferran caminaba decidido pues sabía hacia dónde. En los últimos días, había sufrido una metamorfosis: ahora era un artista. A sus 42 años había, al fin, encontrado una pasión. Y el hecho de tener una obra de la que preocuparse le satisfacía y calmaba. Hasta ese momento, su vida se había asemejado a un laberinto siniestro que él se limitaba a husmear, persiguiendo el rastro de algo que no sabía lo que era y, a su vez, huyendo de una fuerza extraña que lo perseguía. Pero esos días habían quedado atrás. Ahora era como si los muros de ese laberinto se hubieran venido abajo y tuviera, ante él, un enorme páramo en el que correr contra las estrellas. La noche anterior, sin ir más lejos, había pintado un “VIVA ESPAÑA”. Todas eran del rollo; consignas vacuas aunque poderosas, constitucionales aunque franquistas. Las realizaba encapuchado, metido bien adentro de la noche, con fat caps baratos del chino y una dudosa precisión caligráfica, y procuraba, haciendo gala de un espíritu artístico moderno y planificador, totalmente alejado de la bohemia comúnmente trituradora, que fueran visibles desde la carretera. Y ahí estaban. Técnica: aerosol sobre concreto. Movimiento: Impresionismo concreto postlaberíntico. 


Bueno, que amanecía. Amanecía, y Ferran caminaba decidido pues sabía hacia dónde. Sin embargo, esa mañana era distinta. Vestía igual que la noche anterior, con una variación: ahora llevaba un chaleco reflectante. A raíz de un incidente con la policía en sus tiempos de ultra perico, tenía que prestar, a la comunidad, nada menos que 40 horas de sus servicios de limpieza. Y su cometido era devolverle el blanco a las paredes. Así que amanecía, sí sí, y Ferran caminaba decidido pues sabía hacia dónde: hacia el suicidio artístico. Hacia la destrucción su obra. O la culminación, según se vea. Una obra de compleción inversa. De ida y vuelta. Y Ferran se sentía bien, con la convicción visceral del activista que arroja una lata de salsa de tomate sobre Los girasoles, o la locura del húngaro loco que, pongamos, mutila La pietà. De ese modo, pintando de noche y borrando de día, se estaba autocreando empleo. Podría decirse que era más próximo al emprendimiento que a la delincuencia. Amanecía, claro, como ya sabemos, y aunque lo intentara, a Ferran le era imposible recordar el laberinto. Sus ángulos. Sus muros. Ahora solo los pintaba. 

martes, 17 de octubre de 2023

[a modo de entrada te sientas con un objeto], Chaun Webster

Traducción propia


a modo de entrada te sientas con un objeto, lo sostienes entre las manos, frotas los dedos por sus surcos. cierras los ojos, no tanto como un acto de fe sino como un intento de concentrar los sentidos, de ver qué conocimiento puede estar disponible a través de una relación háptica. es sólo una cartera. está vacía. Reginald Jerry Clark le dejaría esto a Regina, y ella, a su vez, te lo dejaría a ti. te enseña a no hablar mal de los muertos, a no hablar de ellos en absoluto, para que no haya ninguna ceremonia en torno a la ausencia. 


un trabajador ferroviario negro nació en 1913, sirvió como porteador para The Great Northern Railroad durante 25 años y se jubiló sin pensión. murió algún tiempo después. en 1913 había un trabajador ferroviario, un porteador sirvió en The Great Northern Railroad y murió algún tiempo después de jubilarse. un trabajador ferroviario negro murió y volvió como porteador, se jubiló sin pensión murió. un trabajador negro nació como porteador para el ferrocarril murió y volvió como un cuarto de milla de vía. un trabajador ferroviario negro trabajó y sirvió y murió y la jubilación era siempre más tarde, más tarde.

 

trabajas con palabras, que a diferencia de la cartera, no es un material que toques, pero te preguntas si al reordenarlas podrías desbaratar lo que se presupone, si podrías trabajar algo más que el vacío de sus surcos. sólo has fracasado en esto. aún no eres un practicante suficientemente hábil del fracaso, y por eso sigues reordenándolas, para ver qué proyecta una sombra.

domingo, 1 de octubre de 2023

Nosotros los vivos

Pongamos que todos los días de dos años estuve vivo.
Recorrí una ciudad en un desgaste mutuo, y me sacié.
Acudí a tertulias de inermes poetas en el piso de Pablo, 
mi amigo obsesionado con el desierto, donde a menudo
los viejos se excedían hablando y los jóvenes fumando.
Frecuenté dos o tres bares del centro. Creí ver al mismo 
tío al principio y al final de una calle mal iluminada. 
Confundí a una chica de espaldas con una conocida 
a la que nunca presté demasiada atención. Me pregunté 
por qué. ¿La creí predecible, insorpresiva? Cómo peta el 
altavoz, hermano. Defenestré la salsa. Me reí de algo que
con toda seguridad no recordaría. Vi droga en todas partes 
cuando me drogaba. No la vi cuando no me drogaba, que 
era casi siempre. Peleas, gente de fuera, los pitillos ya 
no se llevan, incontables air forces blancas y capuchas 
de pelo sintético, humedad mucha, y subiendo, el lenguaje 
es un fenómeno muy extraño, si lo piensas, citas de citas 
de citas, pequeñas portátiles tiroteadas ficciones como 
ventanas altas, o estatuas vivas o pavesas, ondeando. 
Perdona, ¿tienes un cigarro? Advertí que no se oían 
los grillos como un responso en el vacío. Pasé por 
un hotel a cuya azotea llevé a dos chicas muy 
distintas que sin embargo pidieron lo mismo. 
Por un bufet en el que pensé de verdad que pensé 
estoy tomando buenas decisiones últimamente.

jueves, 13 de abril de 2023

a season in hell en tierna espiral, y dan ganas de adoptar un cariñoso gesto, fingirlo y tansfigurarlo, ahogar la economía del lenguaje en la opulencia de la caricia, articular confesar cuánto fui capaz de quererte con otras palabras que no sean oh, te espero, cuánto ansío que vuelvas; hay demonios en la ciudad que se jartan de reír, esto lo oí de mamá y luego de una canción, y es curioso cómo a veces no entiendes hasta que pasas una noche en el calabozo lo que tu padre te dijo, hijo, no hay nada peor que dormir con frío, y te das cuenta de que hablaba de dormir donde tú estás durmiendo ahora, si bien no en esta colchoneta azul sí en otra de similar ingratitud, y de que no se refería tanto al frío como a lo amargo del frío al descamarse en tu interior; quién no ha tropezado de emoción, tontamente, al tomar un ramo de flores amarillas y llevarlo, con un soplo, al mínimo intersticio en las vidas de los demás de masomenos 22 metros cuadrados que es una casa que es masomenos un pulmón de acero y yeso y aguaplast que es un teselado hecho de pequeñas piedras lindas que se contienen a sí mismas y son su misma representación, su propio identikit, como el grado de giro óptimo de un grifo malo, o la trayectoria predilecta de las gotas o de las migas de pan tostado, o una rosa en el alféizar que, una vez vista, uno seguirá viendo para siempre, no sé si me explico, de modo que uno se ve saliendo del gimnasio y es por una suerte de entrañable afán continuista y por estas pequeñas piedras lindas fantasma a la fuerza damasquinadas en la memoria por las que debe uno detenerse a comprar las flores, y quién no ha abierto la puerta con el ramo escondido tras de sí y una sonrisa reveladora, quién no ha asaltado una ermita, fusilado un impulso o sido un redentor momentáneo, quién no ha cabalgado el arrepentimiento, no ha escondido nada, obrado de acuerdo con un único precepto concéntrico y nuclear, quién quién quién no se ha deshecho en la imagen devuelta de un escaparate y se ha irreconocido, no ha sonado cínico cuando solo estaba tratando de ser sincero, no ha estado al tiempo lleno de un júbilo de lo más fluorescente y una pena de lo más anestética, a solaz e insolentemente acrisolado, quién no ha lavado las sábanas para no tener que olerles un recuerdo, o no se ha mostrado solícito con un superior ante la imposibilidad de ejemplificar la transparencia en dos cuerpos separados en el tiempo y en el espacio, o fregado los platos ante la imposibilidad de ejercer una praxis mucho más honesta y consecuente, como la de abrazarte o tener tu pierna entre las mías y tentar tu pierna en la oscuridad, quién no ha tropezado de emoción, tontamente, en un entregarse desesperado, lo que quiero decir es que todos somos nuestros padres o nuestras madres, y que nadie debería pasar por ciertas cosas sin antes hacer ciertas cosas como bañarse desnudo en un río o posar un labio en la nieve, porque es triste cuando.

martes, 7 de marzo de 2023

CÓMO PRECIPITAR UN COMETA EN LA NOCHE SALVAJE Y PROFÉTICA DE LA QUIETUD EN 10 PASOS

Para recordar que estás vivo,
(1) siembra un jardín en tu la
do del río y (2) planta los árb
oles más altos que el suelo pu
eda albergar. (3) No dejes na
da fuera de él ni lo malogres
nombrándolo. No hay norte,
solo viento. Que se llamen la
s salamandras pequeños astro
labios. Cuando quieras peinar
te, (4) imagina unos dedos sur
cando tu cabello. (5) Escúcha
la decir que lloró frente al bus
to de Chet Baker, y (6) escuch
a a Chettie precipitándose co
mo la estela de un cometa en
la noche salvaje y profética de
la quietud. (7) Dile que, cuand
o quiera llorar, se imagine a sí
misma, nadando, minúscula.
Un día, (8) extiende el brazo
hasta que tu mano se oculte en
la espesura, y el animal, infati
gable en su cautela, no evoque
cómo, antes de ti, no había na
da. El asombro en sus ojos co
mo en una catedral del azar.
Entonces (9) entra en sus
colmillos en tu amor en el
jardín en tu lado del río y
(10) ensordece.