(1) siembra un jardín en tu la
do del río y (2) planta los árb
oles más altos que el suelo pu
eda albergar. (3) No dejes na
da fuera de él ni lo malogres
nombrándolo. No hay norte,
solo viento. Que se llamen la
s salamandras pequeños astro
labios. Cuando quieras peinar
te, (4) imagina unos dedos sur
cando tu cabello. (5) Escúcha
la decir que lloró frente al bus
to de Chet Baker, y (6) escuch
a a Chettie precipitándose co
mo la estela de un cometa en
la noche salvaje y profética de
la quietud. (7) Dile que, cuand
o quiera llorar, se imagine a sí
misma, nadando, minúscula.
Un día, (8) extiende el brazo
hasta que tu mano se oculte en
la espesura, y el animal, infati
gable en su cautela, no evoque
cómo, antes de ti, no había na
da. El asombro en sus ojos co
mo en una catedral del azar.
Entonces (9) entra en sus
colmillos en tu amor en el
jardín en tu lado del río y
(10) ensordece.
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