martes, 14 de enero de 2025

JOMO- Joy Of Missing Out

la vida es una puta muy cara y yo no tengo ni para un gintonic, que dice saske. Been drifting away lately, boy. Oh, boy. Semanas muy movidas, higher than the moon. Sábado de la semana pasada: delirium, fotos, sala del cel, casa orni, pastis, rave en el túnel de riudellots, violencia contra uno mismo y contra los demás (leve esta última, aguda la primera), birra, mucha birra, barcelona, susy, m7, Joan y Nerea, mossos d’esquadra, moog, dj damien en una nave en el prat junto a los contenedores y las grúas. De sábado a martes. Este jueves fue rach y el domingo por la noche rave masiva pasado Zaragoza, entre Cetina y Sisamón. Irina y Toni figurarán en la historia como locos irredentos. Multa, colmillos de perro-lobo en hocico inocente; Paula, eres demasiado buena para mí. Out of my mind, boy. Necesito calma, boy. Been falling in love too easily, thats true. Been letting people down too often, thats also true, boy. He do be drifting, boy, frfr, boy. Call me teriyaki boy the way I be drifting, boy. Charles mingus, life is excess & everyday is domingus, boy. Placebo sings: A friend in need's a friend indeed

A friend who'll tease is better

Our thoughts compressed which makes us blessed

And makes for stormy weather. La Plata sings; La luna llena

De soledad

¿Y a quién le importa?

Si ya no esta

Un atasco

Un atasco

Un atasco

Un atasco

Un atasco

Un atasco

Un atasco

Un atasco

Un atasco

Un atasco

Un atasco

Un atasco

Un atasco

Un atasco

Un atasco

Lo mejor que dijo o escribió Panero jamás: «Ve a comprarme pañuelos, anda». Muco mejor que y dice sal al jardín y contempla cómo caen las estrellas

y hablemos quedamente para que nadie nos escuche

ven, escúchame hablemos de nuestros muebles

tengo una rosa tatuada en la mejilla y un bastón con empuñadura en forma de pato

y dicen que llueve por nosotros y que la nieve es nuestra...

me visto pila conferencias del economista ese, Miguel Anxo Bastos. Ahora ya sé que las colonias no financiarion empresas ni impulsaron el capitalismo. El oro de las colonias solo sirvió para hacer la guerra. Más grande y mejor. Sabes lo que quiero decir, primo? Me explicu?

Mark Fisher estuvo deprimdo toda su vida. Cuenta que tuvo épocas en las que solo salía de su habitación para ir a cobrar el subsidio por desempleo o comida. A los cuarenta o cincuenta se suicidó dejando una presciente obra ensayística. En sus ensayos habla de Burial y de Joy Division. Viene a decir que o hay futuro. Y cómo lo va a haber, visto siendo tú/él/Mark fking fisher? It’s apathy talking, boy. Tus palabras son amaníaco, Mark. Y me las creo. Y te las crees. Y te las bebiste. Y te mataron, Mark. Hay una disonancia cognitiva que consiste en invertir causa y consecuencia. Por ejemplo:  [N]o hay que confundir que personas con problemas se acerquen

a la danza con que la danza produzca problemas.

AMADOR CERNUDA LAGO, «Psicopatología de la danza», 2012

Por ejemplo 2: No hay que confundir que personas con depresión se acerquen a la verdad con que la verdad produzca depresión.  

Me interesa  mucho el tema de la inteligencia y el pathos; se cree que los inteligentes sufren más, y suele ser cierto. Yo creo que solo sufren durante más tiempo. La mayoría de veces inútilmente, siempre en su contra. Pero por qué sufren? Se cree que por conscientes. Yo creo que por el deseo de ser inconscientes. Mejor no saber distinguir entre verso y prosa? Mejor no recurrir obsesivamente a la infancia para explicarte? Es más cómoda la existencia sin preguntas? Puede. Cuanto menos pesa tu mochila, más placentero el ascenso.  

A quien madruga, dios le ayuda. Hoy, tú eres dios.

martes, 10 de diciembre de 2024

los judíos flotantes y sinestésicos de ozick

(a) Las historias nos permiten hablar entre nosotros de cosas de las que no se puede hablar de ninguna otra manera; ningún modelo semántico podría explicar por qué la imagen de los judíos flotantes de Cynthia Ozick en «Levitación» significa tanto como significa;

(b) Me siento bastante solo la mayor parte del tiempo, y la ficción es una de las pocas experiencias en las que la soledad puede afrontarse y aliviarse. Las drogas, las películas en las que explotan cosas, las fiestas ruidosas... todo eso ahuyenta la soledad haciéndome olvidar que me llamo Dave y que vivo en una caja de huesos uno a uno que nadie puede penetrar ni conocer. La ficción, la poesía, la música, el sexo serio y profundo y, de diversas maneras, la religión son los lugares (para mí) donde la soledad se acepta, se mira, se transfigura, se trata. En muchos sentidos, es todo lo que hay). D. F. W.


El amigo del seminario había ido con un amigo. Lucy lo observó con detenimiento; ella sabía cómo administrar sus propios catecismos, no en vano era novelista. Catequizó y catalogó: un refugiado. Dedos que parecían largas velas de cera, apagadas en las uñas. Cuencas negras: ¿sería ciego? Resultaba difícil precisar dónde se ubicaban los ojos bajo aquel saliente de cráneo. Una calavera en lugar de cabeza. Sin embargo, qué boca tan carnosa, qué labios, qué dientes ordenados y expresivos. Vio el hueso protuberante en la muñeca enjuta. La nariz de un santo. El rostro de Jesús. Habló en un susurro. Todo el mundo se inclinó para escuchar. Era la voz de Feingold: la voz que Feingold estaba esperando.

«Salta a los tiempos modernos —ordenó la voz—. Salta hasta ayer.» Lucy había acertado: reconocía a un refugiado nada más verlo, incluso antes de escucharle el acento. Todos le recordaban a su propio padre. Tomó nota mentalmente de esa observación (el parecido de los pastores presbiterianos con los refugiados que huyeron de Hitler) para comentarla con Feingold más tarde; le pareció analítica en su justa medida, reunía la necesaria dosis de misterio. «Ayer —dijo el refugiado— los ojos de Dios estaban cerrados.» Y Lucy vio que cerraba sus ojos, ocultos al final de sendos túneles. «Cerrados igual que portones de hierro», continuó el hombre, con una voz tan noble que a Lucy le recordó el sobrecogedor pasaje del Génesis donde la voz del Señor penetra en el Edén al caer el día y llama a Adán: «¿Dónde estás?».

Todos escuchaban con fervor. Lucy miró de nuevo a su alrededor. El fervor de los judíos le resultaba doloroso. Ella también vivía las cosas con intensidad, pero era porque la pasión le agitaba el cerebro, recreaba imágenes con la imaginación; a fin de cuentas, era novelista. Ellos, en cambio, siempre se lo tomaban todo a pecho; llegaba a pensar que entre los suyos incluso los tenderos eran tan obsesivos como cualquier novelista. ¿Sería porque eran los elegidos, sería porque se compadecían de sí mismos a cada paso que daban?

La compasión y el sobrecogimiento se reflejaban en todas las caras.

El refugiado estaba contando una historia. «Yo lo presencié —dijo—, yo soy el testigo.» Horror; sadismo; cadáveres. Como si —Lucy extrajo la imagen del viento esquivo que era su voz susurrante—, como si asistieran a cientos y cientos de crucifixiones a la vez. Visualizó una colina con un sinfín de cruces, y cuerpos colgando de enormes clavos ensangrentados. Cada uno de los judíos era Jesucristo. Solo así Lucy consiguió imaginarlo: de otro modo no era más que una película. Había visto todas las películas, y la verdad es que no sentía nada. La misma pala mecánica amontonando los mismos esqueletos convertidos en meros palitroques, el mismo chiquillo de la gorra con la boca torcida y las manos levantadas. Si una cámara hubiera grabado la Crucifixión, el cristianismo se hundiría, la gente se insensibilizaría. La crueldad nacía de la imaginación, y era la imaginación la que debía ser testigo.

A pesar de todo, escuchó. El refugiado describió exactamente lo que se veía en las películas. Una escena en gris, una colina cubierta de maleza, un barranco. Alemanes con casco, cinturones negros relucientes como la pez, guantes. Una hilera desigual de judíos en el borde del barranco: una abuela entrada en años, uno o dos chiquillos, una pareja de unos cuarenta años. Todos los rostros tiznados de grisura, los rastrojos del suelo teñidos de gris, las ropas que los cubrían lacias como mortajas pero inmóviles, como si ya estuvieran bajo tierra, al cobijo del viento, como si ya fueran de piedra. El susurro del refugiado los esculpió hasta convertirlos en estatuas: allí estaban, de pie, un asterisco de judíos de piedra negruzca, podías ver los orificios de la nariz, abiertos como cráneos, las orejas de los niños redondas como guijarros, el patético cuello de palo de la anciana, el padre y la madre agarrando a los niños pero ajenos uno para el otro, sin el menor roce, la abuela apartada sin reclamar nada y sin que nadie la reclamara, con sus encías de pedernal de las que no salía ninguna oración. Allí estaban, inmóviles. La voz del refugiado los recreó con tanto detalle que no había más remedio que mirar. La voz obligaba a Lucy a no apartar la vista. Traspasaba las figuras con su susurro. Entonces dio paso a los disparos. Las figuras no se tambalearon, no temblaron siquiera: su consistencia pétrea se quebró de pronto y cayeron limpiamente, como sacos, barranco abajo. Quedaron amontonados, una maraña de brazos y piernas. Como en un plano cinematográfico, la voz del refugiado llevó una bota alemana hasta el borde del barranco. La bota pateó la arena. Pateó y pateó, y la arena se vertió sobre la familia de sacos.

Entonces Lucy se fijó en las manos de los que escuchaban: todos tenían los dedos crispados.

La habitación empezó a elevarse. Ascendió. Subió igual que un arca sobre las aguas. Lucy dijo para sus adentros: «Esta cámara de judíos». Le pareció que la estancia levitaba sobre los efluvios del susurro del refugiado. Sintió que se quedaba sola en el fondo, por debajo del suelo de madera, mientras el resto de la habitación flotaba y ascendía cargada de judíos. ¿Por qué no la acogían a ella? Solo Jesús podía acogerla. A aquellos judíos los estaba secuestrando un emisario de la tierra de los muertos. El hombre tenía un poder. Ya estaba a la sombra de una nueva historia; ella se prometió no escucharle, solo Jesús la haría escuchar. Mientras tanto la habitación ascendía. Lucy la veía cada vez más pequeña desde abajo a medida que se alejaba.

Echó atrás la cabeza para no perderla de vista. ¿No chocaría con el piso de arriba? Era como observar la parte inferior de un ascensor, cubierta de suciedad y pelos, del que colgaban raíces polvorientas. El suelo negro subía más y más. Se apartaba de ella, perdiéndose en las alturas, elevando a los judíos.

La gloria de su martirio.

Bajo el alero que ascendía, Lucy tuvo una iluminación: se vio con los niños en un pequeño parque de la ciudad. Una tarde de domingo de principios de mayo. Feingold se ha quedado en casa a echar la siesta, y Lucy y los niños encuentran un banco donde sentarse a esperar a que comience la insólita música. La habitación sigue levitando, pero en el interior de la visión de Lucy los chicos persiguen a los pájaros. Corretean y se alejan de Lucy, vuelven, se van. Rodean a una paloma. No la tocan; Lucy se lo tiene prohibido. Ha leído que las palomas de la ciudad pueden contagiar la meningitis. Un chiquillo de Red Bank, Nueva Jersey, contrajo la enfermedad del sueño por tocar a una paloma; después de seis años, sigue todavía dormido. Mientras duerme, el niño se ha convertido en un adolescente; la pubertad le ha sobrevenido durante el sueño, los testículos le han bajado, una pelusilla rubia y benigna se refleja en sus mejillas. Sus padres no dejan de llorar. Aún está dormido. No se ven instrumentos ni músicos. Una mujer aparece en un escenario y da un paso al frente. Es una antropóloga del Instituto Smithsoniano de Washington, D. C. Explica que no se trata de un «espectáculo» corriente; no habrá «artistas». Los intérpretes no serán gente de teatro; serán «auténticos campesinos». Procedentes directamente de Messina, de Calabria. Son pastores, crían ovejas y cabras. Cantarán y bailarán y actuarán del mismo modo que cuando bajan de las montañas a pasar la velada en las tabernas. Tocarán los instrumentos que ahuyentan a los lobos del rebaño. Cantarán las canciones con que loan a la Madonna del Amor. Una docena de hombres entran en fila en el escenario. Tienen caras toscas, no sonríen. Tienen la tez oscura, curtida, llena de cráteres. Sus orejas y sus narices parecen barro reseco y retorcido. Tienen dientes de oro. Están desdentados. Algunos son jóvenes, la mayoría de mediana edad. Hay uno muy viejo; lleva cascabeles en los dedos. Uno tiene un instrumento que recuerda a una mantequera: mete y saca un palo por un agujero en un tonel de madera que sujeta bajo el brazo y que escupe un chirrido insistente. Uno toca dos caramillos a la vez. Uno rasguea una larga correa. Uno sostiene un pequeño armazón con timbres de bicicleta, descendiente de las campanas que tañían los sacerdotes en el templo de Minerva.

La antropóloga sigue enfrascada en sus explicaciones. Explica cómo funciona el instrumento «macho»: consta de tres aldabas de madera; la del medio bate arriba y abajo y repica contra las otras dos. Las canciones, comenta, son en esencia eróticas. Las danzas son sugerentes.

La insólita música comienza. El parque se ha llenado de italianos; inmigrantes sicilianos, neoyorquinos de origen napolitano. Un pueblo antiguo. Aplauden. El viejo de los cascabeles en los dedos señala las punteras polvorientas de sus zapatos y danza girando lentamente sobre sí mismo. Tiene la mirada perdida, como en trance, se agacha y se yergue de nuevo. La antropóloga explica que esa danza de un continuo agacharse y erguirse se encuentra también en algunas zonas de África. Los cantantes gimen y ululan como los árabes; la antropóloga observa que la conquista árabe abarcó la punta de la bota italiana a lo largo de doscientos años. Todo el coro de campesinos canta en un dialecto del griego arcaico; la lengua ha sobrevivido en las canciones de antaño, explica la antropóloga. La multitud ríe y sigue el ritmo pataleando contra el suelo. Chasquean los dedos y se mecen al ritmo de la música. Los hijos de Lucy se aburren. Observan al hombre de los cascabeles en los dedos; observan el macho de madera batiéndose arriba y abajo. Todo el mundo da palmas, sigue el ritmo con los pies, taconea, se balancea, patalea. Los alaridos se prolongan, más y más rápido, los que cantan bailan, los que bailan cantan, dan vueltas y vueltas, sonríen con la sonrisa narcotizada de los derviches. En su tierra cultivan flores. Siguen a las ovejas por los altos pastos. Por la noche toman vino en las tabernas. ¡Calabria y Sicilia en Nueva York, sin sus mujeres, vestidos con camisas manchadas de sudor y pantalones arrugados y polvorientos, jadeando frente a extraños que no han olido la dulce fragancia de los pastos de su aldea!

De repente, la antropóloga del Instituto Smithsoniano se ha desvanecido de la visión de Lucy. Dos de los bailarines se agarran. Una pierna se enrosca sobre otra pierna, las barrigas tocándose, los dos hombres saltan con la única pierna libre. Entrelazados, se agachan y se yerguen, se agachan y se yerguen. Salen de ellos antiguas sílabas helénicas. Dan alaridos agudos, elásticos. Celebran a la Madonna, patrona de la fertilidad y la fecundidad. Lucy se siente glorificada. Se siente exaltada. Comprende. No que los músicos sean campesinos, ni que sus rostros y sus pies y sus cuellos y sus muñecas sean rastrojos y tierra roja. Asiste a una revelación: ve la esencia eterna: antes de la Madonna fue Venus; antes de Venus, Afrodita; antes de Afrodita, Astarté. El vientre de la diosa es jardín, cordero y criatura. Ella es el río y la cascada. Ella hace que los serios hombres de negocios —los pastores son hombres de negocios— retocen y enseñen sus dientes de oro. Ella los induce a soplar, golpear, frotar, agitar y rasguear objetos para que derramen la música.

En la iluminación, los hombres siguen ejecutando su danza furiosa. Se contorsionan. Por la diosa, por obra del vientre de la diosa, empiezan a transformarse en serpientes. Cuando se quedan quietos son barro. Son desde siempre hasta siempre. La naturaleza es su pulso. Lucy lo ve; comprende: los dioses son Dios. ¡Qué terrible haber renunciado a Jesús, a un hombre como estos, hecho de barro igual que estos, también con un pulso, el Dios que se introduce en la naturaleza para convertirse en un dios! Jesús no es más milagroso que un pastor cualquiera; ¿acaso un pastor es un milagro? ¿Lo es una hoja? ¿Una nuez, una fosa, un cogollo, una semilla, una piedra? ¡Todo es milagro! Lucy se da cuenta de que ha abandonado la naturaleza, de que ha perdido la religión verdadera por el Dios de los judíos. Los niños están tumbados en el suelo, escarbando en la tierra con palitos. Escarban sin parar, hacen hoyuelos y amontonan al lado la tierra. Los llenan con huesos de melocotón y de cereza, con pieles de melón. Los sicilianos y los napolitanos recogen sus cestos de mimbre, sus monederos y sus bolsas de la compra, y se van. Los bancos huelen a restos de fruta, están manchados de jugos y asediados por los insectos. El escenario ha quedado desierto.

El salón se ha escapado completamente. Lucy lo ve muy arriba, pequeñísimo, apenas más ancho que la media luna de su pulgar. Todavía navega hacia las alturas, y las voces de los que van a bordo le llegan tan débiles que Lucy apenas las distingue. Sabe, sin embargo, cuál es la palabra más recurrente. ¿Cuánto tiempo pueden seguir con eso? ¿Hasta cuándo? Rumian la misma idea morbosamente, una y otra vez. Muerte, muerte, muerte. La palabra se le antoja no tanto una palabra humana como el grito de un animal; el graznido de un cuervo. Cra, cra. Pertenece a la categoría de las tormentas, de las inundaciones, de las avalanchas. Designios de Dios. «Holocausto», masculla alguien desde arriba; Lucy sabe que es Feingold. Siempre repite esa palabra, una y otra vez. Qué mal le sienta la historia, ¡le hace parecer tan insignificante! Lucy llega a la conclusión de que la atrocidad puede acabar hartando. Ella está aburrida de las ejecuciones y del gas y de los campos, no se avergüenza de reconocerlo. Son tan tediosos como una plegaria. La repetición merma las convicciones; piensa en su padre, cantando los mismos himnos semana tras semana. Si repitieras la misma oración una y otra vez, ¿tu cerebro no acabaría convertido en poco más que una rueda de plegaria?

En el comedor todas las fuentes empezaban a secarse. Se respiraba un aire viciado, de fiesta fallida. Bebían cerveza o Coca-Cola, o whisky con agua, y jugueteaban con las migas de tarta esparcidas por el mantel. Aún quedaba un poco de queso en un plato, y medio cuenco de cacahuetes salados.

—El impacto del individualismo romántico —objetó uno de los humanistas.

—¿En la galería Frick?

—Esa no la he visto.

—Apuestan fuerte, eso hay que reconocerlo.

Lucy, apoyada con abandono en una puerta, intentó sintonizar con la conversación. Era un alivio oír hablar a los ateos. Una diseñadora de camisas que trabajaba en el departamento gráfico de la editorial de Feingold entró con un abrigo en la mano. Feingold la había invitado porque acababa de divorciarse; le daba miedo vivir sola. Le daba miedo que la asaltaran en el sótano de su casa cuando bajaba la colada.

—¿Dónde está Jimmy? —preguntó la diseñadora gráfica.

—En la otra habitación.

—Despídeme de él, ¿eh?

—Adiós —dijo Lucy.

Los humanistas —Lucy se dio cuenta de que todos eran compasivos caballeros— se levantaron. En el suelo había un pequeño charco de salsa que se derramaba de la mesa.

—Ah, ya recogeré yo eso —dijo Lucy a los caballeros—. Ni os preocupéis.

Feingold y el refugiado surcan el salón en las alturas. Sus palabras son motas de polvo. Todos los judíos están en el aire.

for saundra, Nikki Giovanni

la traducción tampoco se presta al be-bopping


i wanted to write
a poem
that rhymes
but revolution doesn’t lend
itself to be-bopping

then my neighbor
who thinks i hate
asked – do you ever write
tree poems – i like trees
so i thought
i’ll write a beautiful green tree poem
peeked from my window
to check the image
noticed that the school yard was covered
with asphalt
no green – no trees grow
in manhattan

then, well, i thought the sky
i’ll do a big blue sky poem
but all the clouds have winged
low since no-Dick was elected

so i thought again
and it occurred to me
maybe i shouldn’t write
at all
but clean my gun
and check my kerosene supply
perhaps these are not poetic
times
at all 
-----
quería escribir
un poema
que rimara
pero la revolución no se presta
al be-bopping

entonces mi vecino
quien cree que lo odio
me preguntó: alguna vez escribes
poemas sobre árboles? me gustan los árboles
así que pensé
escribiré un poema árbol hermoso y verde
me asomé desde mi ventana
para ver la imagen
advertí el patio de la escuela cubierto
de asfalto
nada de verde - no crecen árboles
en manhattan

entonces, bueno, pensé el cielo
escribiré un poema cielo grande y azul
pero todas las nubes planean bajas
desde que eligieron a No-Dick

así que pensé de nuevo
y se me ocurrió
quizá no debería escribir
para nada
sino limpiar mi arma
y comprobar mi reserva de queroseno

quizá estos no sean tiempos
poéticos
para nada

jueves, 28 de noviembre de 2024

GRUMMMMOS

1.

Nota a mí: la vida no está tan mal si piensas en lo jodidos que estaríamos si el fuego fuera invisible. Tenemos suerte de que la mayoría de ellos ardan dentro de nuestro espectro de luz visible. También es verdad que nos hubiéramos perdido cosas guays como soplar las velas o las explosiones gordas.

2.

Me dijo: "que Dios te perdone". Yo le dije: "pongamos que tú eres Dios. Ahora déjame en paz". Cuando se fue, me sentí solo y me puse a decir un padre nuestro. Seguía igual de solo, así que me levanté y fui a la cocina a hacerme un bocadillo. No quedaba queso. Me acordé de Dios. Acepté su gracia, no sin antes cuestionar su criterio, y resolví resignarme a una pequeña penitencia. Otra de sus pequeñas pruebas. En lugar del queso, le puse el doble de mortadela. Después de comérmelo me sentí mucho mejor. La fe y la devoción y sus sendas retribuciones: la culpa y el hambre. A menudo confundibles. Y todo para huir del miedo. Una tombarella bastant guapa, eh, tot plegat: Santa Teresa inventó el ayuno intermitente, INRI es un sponsor de suplementación y a Jesús se le quedó un poco cuerpo de corredor de fondo, no? Como indurainiano. 

3.

Maradona murió y yo me enteré de que al parecer el mundo se divide entre gente que lo odia y gente que lo ama. Yo no sé qué es peor, si el odio, o la cocaína. Bueno, sí que lo sé. Nadie te dirá nunca de su flamante bmw: "pues sí, tío, la verdad es que hice mucha pasta vendiendo odio".

4.

Todas las guerras son o bien por las mujeres, o bien por la promesa de mujeres. Fíjate en los borrachos: nunca se pelean si pueden follar, y si no pueden, comen para olvidarse de follar, o duermen para olvidarse de la promesa de mujeres.

5.

Economía: el peso ha colapsado está mañana. No se podía saber. Lo de que pasaría justo esta mañana, digo.

6.

La vida está bien casi todo el rato. Tienes la comida y los perros, puedes bailar y no bailar y hacer lo que quieras, si lo piensas. El resto del tiempo alguien habla de Alemania.

7.

El psicólogo me preguntó si soy procrastinador. Yo le dije que me considero más bien clase media. Y también que no, pero que la comunión la hice. Por si acaso.

8.

Tarea imposible mantener una conversación con Tarantino; el cabrón siempre está proyectando.

9.

Leo: Angélica Freitas, poeta y editora brasileña, nacida en Pelotas, Rio Grande do Sul. Pues como todos, no? Dónde ha quedado la originalidad de los poetas?

10.

Estadística: los aros salvavidas tienen una efectividad del 50%. Siempre habrá alguien ahogándose a la vez en otra parte. Seguramente en un lago de Filipinas o algo.


viernes, 22 de noviembre de 2024

22.11

Sharon Olds escribió no sé cómo vivir y Charles Harper Webb le respondió con un poema-lista titulado cómo vivir que empieza come muchos filetes y salmón y curry thai y cerdo mu shu y patatas asadas y fresas frescas con helado de vainilla. Pensé bueno, yo añadiría bacalao en samfaina o tal vez come en soledad si lo que quieres es no comer en soledad. Comer solo te da motivos para agradecer. Hacia el final dice ten buenos amigos y sé bueno con ellos, sé desmesurado con mesura, pasa poco tiempo anestesiado, bucea en la gran barrera de coral, vigila con las serpientes, sonríe a la cámara, y no digas "whisky". Claro que su "whisky" es un "cheese". Yo últimamente he pasado bastante tiempo anestesiado, sido malo con los buenos amigos, comido pocos filetes y nada de salmón, y ni hablar de las serpientes ni del cerdo mu shu (que no sé lo que es). Ingeniería inversa del cómo vivir: aprende a cómo no vivir, y haz siempre lo contrario. Mi parte favorita es mantén a tu tortuga de caja con buena salud durante veinte años, si enfermas, no te regodees en el sufrimiento, no hay nada noble en el dolor, y muere si lo necesitas, lo mejor que puedas (tú defines "mejor"). Que es, a mi parecer, como decir: haz lo que tu tortuga no puede hacer y precisamente por eso actúa en condiciones, sé siempre un extranjero, que no un turista, con los ojos y el ansia y la ruta (no especificada) del extranjero, y así creerás al volver a casa que tu tortuga se alegra de verte. Lo cual es cierto. Y lo mejor para ambos. También: nunca digas lo que no eres, pero tampoco te pases el día diciendo lo que sí eres. No eres importante. Habla de ti solo cuando te pregunten, y no le temas al silencio. También: vete a nadar.

armand averiguando cómo vivir

jueves, 7 de noviembre de 2024

poema anuncio de hace años que he encontrado y me ha hecho gracia

lo escribí después de leer el angustioso caso de soltería de rodrigo lira

igual de esquizo y descarriado


SE BUSCAN: FUMADORES MODÉLICOS

¡Tú, fumón! Si crees que la nicotina, además
de matarte, de quitarte el apetito y de joderte
la puta boca también debería darte para vivir...

¡TE QUEREMOS EN NUESTRA EMPRESA!

¿prefieres perder el pasaporte al tabaco? ¿aún
no te has corrido y ya te sorprendes pensando 
en el cigarrito de después? ¿cigar o tostada? si 
tu respuesta es cigar…………………………

¡¡¡ENHORABUENA!!! ¡¡¡HAS DADO CON
EL TRABAJO DE TUS SUEÑOS HUMEAN
TES!!!

REQUISITOS:

A. experiencia mínima de 3 años fumados1 que
se probarán mediante pruebas respiratorias lle
vadas a cabo por nuestra mutua de salud exter
na asociada y auditadas por los sendos espíritus
(benignos2) de Simone de Beauvoir y Cigarette3,
santos patrones del Tabaquismo Europeo

B. mínima longitud media de las falanges de 6
cm o 2,3 pulgadas que se probarán mediante
rigurosas mediciones llevadas a cabo por nues
tra agencia externa asociada y auditadas por el
mismísimo Señor De La Métrica S.L. (no con
fundir con Catulo ni mucho menos Vallejo)

C. convexidad ejemplar de los apéndices quera
tinosos o cuerpo unglear o uñas que se proba
rá mediante rigurosas mediciones tomando co
mo referencia la curvatura de nuestro satélite
La Luna©, así como presentación limpia y ade
cuada de las diversas partes que conforman su
anatomía externa, a saber: eponiquios, paronni
quios y lúnulas

CARGO:

la totalidad de las vacantes (dos) se adscriben al
ámbito del puro modelaje estatuario esto es de
exhibición performance del sujeto en diversos
contextos con fines de atracción comercial y
de proselitismo. Lo que nos gusta llamar El Í
dolo de Humo. El sujeto se prodigará fumando,
con gran delicadeza o vigor, dependiendo de
los valores de la campaña correspondiente y
atendiendo a las corrientes en boga, en un pe
destal tallado, evocando el erotismo de la figu
ra praxiteliana. Asimismo, será embadurnado
con betún de la cabeza a los pies, acaso como
alegoría de la sombra secular que se cierne so
bre un Tabaquismo que, aunque más necesa
rio que nunca, hace las veces de chivo expia
torio. A saber; para esta sociedad, igual de ma
lo es un pederasta que un fumador.

ABSTENERSE modelos fumadores, fumado
res sociales, por supuesto niños embarazadas
mascotas, mancos, trabajadores manuales o
blue collars4, poetas triturados por la ciudad5,
tragafuegos tragasables o cualquier individuo
de índole tragadora, hipertricosos6, licántropos7,
asmáticos8, anémicos9, onicófagos10, braquidác
tiles11, polidactiles12, partidarios y practicantes
de sujeciones heterodoxas13 y (¡MUY IMPOR
TANTE!) temerosos del enfisema pulmonar14.

A razón demostrable de paquete diario. Se establece como marco temporal el plazo del lustro, que no lustral o del vientre, esto es, el candidato deberá haber fumado por un total de tres años a partir del año 2020.
Hasta que se demuestre lo contrario.
El félido de Camus. Nuestro becerro de oro. Negro como el alquitrán.
Se requerirá una renta mínima. Como todo el mundo sabe, los pobres no tienen tiempo ni para fumar.
5 Por malas experiencias anteriores. Y por escasez de voluntad.
Por exceso de pelo.
7 Exceso de pelo, colmillos.
8 Escasez de oxígeno.
9 Escasez de hierro.
10 Exceso de hambre, escasez de uñas.
11 Exceso de grosor, escasez de longitud en dedos.
12 Exceso de dedos.
13 A saber: Estilo Houellebecquiano o Afrancesado (corazón-anular), Estilo Ginecólogo (anular-meñique), Estilo Pigmeo o Cerbatana (pulgar-índice con puño cerrado) y otras desviaciones y apostasías recogidas todas en el Concilio de Winston de 1967.
14 Por obviedad de motivos. 


 

miércoles, 16 de octubre de 2024

RECETA PARA HACER UNA NARANJA joaquín antonio peñalosa

CONTRÁTESE a la primavera

para que diseñe los azahares,

es tan imaginativa la modista en velos nupciales,

sólo que trabaja unos días al año.

Los dedos de la lluvia

          esparzan dos cucharaditas de azúcar,

esponje el aire los gajos de la cúpula,

se desentienda el sol de todo el universo

para teñirle la piel con sus pinceles

         especializados en rojos,

añádase el barniz del otoño para sellar los poros,

qué envidia el pop-art y las naturalezas muertas.

         No toques aún esta naranja,

ponte primero de rodillas y adora como los

       ángeles,

fue hecha para ti en exclusiva,

       para nadie más,

como un pequeño inmenso amor

      que se cae de maduro

      que se entrega redondo.

miércoles, 21 de agosto de 2024

emily dickinson no tiene donde dormir y por eso duerme con las olas

en un sueño vi a Emily Dickinson metiéndose en el agua, y el mar estaba encrespado y las olas eran enormes y yo intentaba seguirla o salvarla pero cuando quería darme cuenta ya había desaparecido, y entonces desperté. no sé si era Emily, pero si era alguien debía de ser ella, pues es Emily quien escribió estoy fuera con faroles, buscándome a mí misma, pues sí, estoy fuera pero me he pasado la noche entera buscando los faroles, y por el camino, que es de huesos pulidos que brillan de un blanco como de olvido o desmemoria, he ido oyendo cantos y acariciando estatuas, y se me ha endurecido el corazón hasta conservar la misma vida que un talismán. por algún motivo, recuerdo con mucha más claridad las cosas tristes. Pau tiene cáncer de estómago y fuma fentanilo a diario, Toni se pincha caballo y su hijo le dice que como vuelva a quedarse dormido en el bus dejará de verlo, Carlos vuelve a casa, y lleva tres días despierto, deambulando por los zulos en los que se reencuentra con viejos amigos perdidos. tanta pena. yo me pasé bailando el domingo entero cuando debería haber estado trabajando y vuelvo a estar sin dinero. quiero irme lejos. meter todo lo bonito en una maleta, como las chicas, como Elia y como Azhar y como Laura y como Paula y como Ana, o como los niños y sus carcajadas (Laurien y Julia no se despegaban de mí y nunca habían probado los petazetas), o como la comida (las cerezas del Retiro o las uvas de aquella mañana a las orillas del Júcar)... quiero meter todas esas pequeñísimas lindas piedras tan a la fuerza engastadas en la memoria y desandar el camino, y que a la vuelta este ya no sea de huesos sino de hojas calientes, y que yo vaya descalzo y que el talismán se vaya agrietando un poco a cada paso y que se abra como una rosa el corazón y que las estatuas no me cuenten desgracias y que no haya estatuas, sino puertas y cabañas y hogueras y lámparas y faroles, por fin faroles, donde dejar de estar fuera para empezar a estar dentro, encontrándome a mí mismo

lunes, 17 de junio de 2024

rilke

Estoy demasiado solo en el mundo, pero aún no lo bastante

para santificar cada hora.

Soy demasiado insignificante en el mundo, pero no lo bastante pequeño

para ser como una cosa ante ti,

oscura e inteligente.

Quiero mi voluntad y quiero acompañar a mi voluntad

por los caminos, hacia la acción;

y quiero en tiempos silenciosos, como vacilantes,

cuando algo se acerca,

estar entre los sabios,

o estar solo.

Quiero ser el reflejo de tu cuerpo entero

y quiero no ser nunca ciego o demasiado viejo

para guardar tu densa y oscilante imagen.

Quiero desplegarme.

No quiero quedar doblegado en parte alguna,

porque allí donde estoy doblegado, estoy falseado.

Y quiero mi sentido

verdadero ante ti. Quiero describirme

como una imagen que he visto

largo tiempo y de cerca,

como una palabra que he comprendido,

como mi jarra cotidiana,

como la cara de mi madre

como un barco

que me llevó

a través de la tormenta más mortal.

jueves, 2 de mayo de 2024