domingo, 18 de marzo de 2018

el club de la calle atena

al club de la calle atena acudían a susurrarse todas las noches
al principio eran unos pocos
luego se llenó de devotos
se restringe el pensamiento y se respetan los turnos, esta era la segunda regla
la primera: solo se susurra
no husmeaban otros ojos, solo susurraban
abrían la boca cerca de otras sienes y susurraban
no esperaban respuestas de otras bocas, solo susurraban
formaban pequeños círculos íntimos y susurraban a quien tuvieran a su derecha
no se decían nada en concreto, el placer residía en el bisbiseo por toda la sala
era una cosa sacra y estimulante hasta que llegó un joven
y originó el escándalo en aquella sala oscura
todo ocurrió muy rápido
alguien esperó un susurro
esperó, esperó, esperó, y no
no
NO
esto no es bueno
debe de tratarse de un sueño horrible, se dijo
esto significa lo mismo que morderse la lengua hasta sangrar
el joven era sordo de nacimiento
y desconocedor de su propia voz
creía que aquella gente también lo era
que hacían aquella cosa por sentirse mejor
por criar un miembro amputado
el pobre creía que el club de la calle atena era una confabulación de sordos
que incluso cuando se profanó el rito
y montaron en cólera y se maldijeron a gritos
agrandando, batiendo las mandíbulas como hipopótamos
todos ellos actuaban
y de qué forma, pensó
pero lo cierto es que nadie volvió a aquella sala a susurrar
aquella gente iba allí para engañarse creyendo que escapaban
y a partir de entonces la histeria que iluminaba el mundo de fuera
pareció colarse por la rendija y aferrarse a las paredes
el joven sordo inoculó la histeria en el club de la calle atena
convirtió la vibrante sala oscura en un lugar cualquiera en una calle cualquiera

No hay comentarios:

Publicar un comentario