lunes, 5 de febrero de 2018

piromanía entusiasta con montones de espasmos y temblores y salivación, de modo que la araña de cristal teje sus estúpidas súplicas debajo del mar desvaído, con complicaciones en todas partes, y por asegurarse de que nadie pueda sentir una fuerza futura o un futuro convencimiento se lo toma con seriedad, y entonces naturalmente es cómo nace el tiempo, al principio siempre como una estela de una estrella que se precipita en la noche salvaje y profética de la quietud, y luego ya deformándose, al estilo de cualquier reflejo de luz amistosa en las aceras húmedas de la ciudad que uno adora por unas razones y detesta por otras a menudo coincidentes

No hay comentarios:

Publicar un comentario