La noche más rara de mi vida
Ketazo kolokon Morao del revés
Llegamos a art en patinete volando por Madrid río como pájaros de fuego hermosos en la noche más adentro cada vez
En la sala los espacios se desdoblaban al tiempo que mi ego se plegaba sobre sí mismo
Me puse a pensar en la ridiculez del concepto persona
En tanto que organismo dotado de personalidad, emociones y deseos propios
Bailé y se me pasó
En lo que bailaba me vi besando a una chica de flequillo rubio
Y ya estábamos en el cuarto oscuro
Luego flashes
Caí bien y mal
Partes iguales
Contra mí y a mi favor
Sin detenerme
Todo el miedo que atesoro
Lo provoca la gente
a carlos estuvo a punto de darle algo
Esperamos y volvimos a esperar
Parados en medio de la calle como estatuas lo único vivo nuestros ojos inyectados en sangre quizá demasiado vivos
Esa visión penosa y alegre de dos chicos jóvenes drogados claramente fuera de tiempo (ya son las 11) y de lugar (calle arenal, domingo) peleándose con unos patinetes de alquiler que dios no quiere arrancar esta mañana
Los habíamos cogido tan solo 30 metros antes pero Carlos se cayó e insistía en ser capaz de llevarlo
Sudando, los ojos como platos, la mano que antes se llevaba constantemente a su alterado corazón ahora se protege el codo; se ha hecho daño pero eso ya lo sabrá mañana
Esto no tiene gracia
Y sin embargo es lo más gracioso
Que pasó aquella noche
Espero que las cosas se arreglen dentro
Y pronto
Anoche volvimos a salir
Ket, 2c, pastis, vodka y red bull
Ardí a bailar
Creo que le gusté al camarero
Me invitó a una copa, yo a un chicle
K hole, chem sex, drum breaks, chicas que te pegan el dengue si les dejas pero que en realidad solo quieren que las escuchen
Disocié un rato en el lavabo, luces de neón azul
Podría haber acabado muy mal
Ni hablar podía
Estaba ocupado soñando los volúmenes equivocados de las salas
Volví a dudar del concepto persona
Quisiera haber leído más filosofía para tener las palabras
En un portal un hombre me cantó flamenco
Y me removió
Acabamos en un piso de after y me sentí un extranjero
La keta es un aeropuerto desierto y resplandeciente
Toda superficie nítida y el sol de la mañana reverberando en los mármoles
Pero es un plató, o como en sinecdoque Nueva York, una nave kilométrica, y detrás, no hay nada
Limpia sensación de extraterrestrialidad
Espacio liminal
La oposición más fundamental de todas: presencia y ausencia
Hay algo inquietante en lo que debería no estar, y está
Pero el horror más abyecto y sutil es el
que provoca lo que debería estar, pero no está